martes, 30 de enero de 2007

Sloterdijk y las masas

Giovanni Reale en su excelente libro “Platón en búsqueda de la Sabiduría secreta” advierte que el título de Politeia (La República) no responde al contenido del libro. Habría sido precisamente J. J. Rousseau quien adelantó que esta obra de Platón era el más bello ensayo sobre pedagogía que se había escrito jamás. Thomas Gomperz, cuyos clásico griegos han sido recuperados por la editorial Herder y traducidos al castellano, también se sorprende de lo poco de política que se habla en el libro de Platón…..sí, es, sobre todo, una obra que reflexiona sobre la “paideia”; lo que en lenguaje moderno llamaríamos “socialización”. Pero a lo que iba: los títulos de los libros, a veces desacertados o poco adecuados, ejercen una fuerza de atracción que nos sustrae de su contenido. Y esto es lo que pasa con el librito del provocativo filósofo que se parece a Obelix (lo digo con un cierto tono de piropo)…”el desprecio de las masas” no es un arrebato clasista ni elitista. Para afirmar esto hay que detenerse, en un primer momento, simplemente en su subtítulo: “Ensayo sobre las luchas culturales de la sociedad moderna”. Esto es, Sloterdijk no está haciendo un ejercicio de filosofía política, no habla de masas y de sus derechos de participación en la sociedad política. Aunque la provocación para el filósofo es como su bigote: no hay forma de separarlo de él. Así que las afirmaciones que pueden ser entendidas en sentido político no son inexistentes; pero no creo que sea adecuado interpretar el libro a partir de las provocaciones (masa=mayoría) y además extrapolarlas a las realidades políticas prácticas. Eso lo hacen los malos lectores que escriben con argumentos neo-fascistas: estoy pensando en Ignacio Ruiz Quintano: especialista en descontextualizar citas y no entender nada de lo descontextualizado).

La queja amarga de Sloterdijk se puede resumir en una desaparición en el ámbito cultural (y especialmente en el artístico) de las distancias verticales, una perdida del concepto de diferencia, una “andy-worholización” del arte: las exposiciones de Chagall, Picasso, Albrecht Dürer pueden ser visitadas en Berlín, dos meses después en Londres y tres más tarde en Budapest…y eso en detrimento, por supuesto, de aires más frescos…y menos mal que el de los bigotes no conoce esa modalidad de arquitectura-bodega o esas ramblas de ríos llenas de “arquitectura” como si fueras osarios……seguiré con Sloterdijk