sábado, 23 de diciembre de 2006

Memoria histórica

Ciertamente, la memoria histórica no se puede recuperar por real decreto; ni siquiera por Ley Orgánica. Pero la finalidad de la Ley, que se acaba de aprobar, no es esa. Tampoco se trata de recuperar una memoria colectiva; ésta es, desgraciadamente, irrecuperable. Antes de hacer juicios sobre lo que significa "memoria colectiva", le ruego al lector que se detenga un momento en las páginas de los libros de M. Halbwachs. Así evitaremos entuertos como los de los políticos. Pero esto es demasiado técnico. Quizá la pregunta es por qué tanta gente rechaza la Ley. La respuesta es bien sencilla: la dictadura para sus vidas no fue tan horrible, pertenecieron a la mitad de españoles que la aceptaron, pertenecieron al llamado "franquismo sociológico". ¿Si un régimen es aceptado por una mayoría, se convierte automáticamente en democrático? ¿Era la dictadura franquista, en realidad, un democracia carismática? Pues, como si lo quieres llamar "X". Lo cierto es que, desde hace algún tiempo, se sabe que la mayoría por sí no constituye una democracia si no respeta los derechos humanos o, por decirlo, de otro modo, a la Bobbio, no respeta el Derecho de la minoría a convertirse en mayoría.
Desde mi punto de vista, se puede y debe hacer una reprobación moral a los que apoyaron al régimen franquista, al hombre medio que hacía su trabajo burocrático "simplemente" y se limitaba a vivir una vida media:

Y eso por varias razones:

1.- En tiempos de limitación de los derechos, la participación política debe incrementarse. No debe contentarnos las prebendas que el régimen nos ofrece. Ni el seiscientos ni el Trabant pueden justificar o dar pie a un silencio político. Tomando toda la distancia necesaria, esta afirmación es buena para hoy: el ciudadano despolitizado tiene más responsabilidad en los "males del mundo" que el que participa en la sociedad civil. Llegar a casa reventado del curro y sentarse frente al televisor para ver el fútbol puede ser una consecuencia de un horario de trabajo duro, pero la participación política no puede dejarse al margen.

2.-Responsabilidad sí y responsabilidad moral y jurídica. Responsabilidad jurídica y no sólo en los grandes casos; sino en aquellos que adquiirieron propiedades de exiliados o repudiados, de aquellos que obtuvieron puestos de trabajo por su participación política. Y esto, en puridad jurídica, no conculca (ya está bien de oír tonterías de los socialistas estos progres de pro) ningún principio de seguridad jurídica, ni retroactividad....por la sencilla razón de que un ordenamiento jurídico basado en un golpe de Estado no es que sea nulo, anulable...es sencillamente inexistente......cosa distintas es que se aplique por miedo y que muchas leyes del régimen anterior rellenen huecos....pero la cadena de validez se corta en el momento en que la autoridad última es simplemente una autoridad coactiva que se da a sí misma las leyes.

jueves, 14 de diciembre de 2006

Ley sobre la recuperación de la memoria histórica

Siempre que veo un debate en el Congreso de los Diputados tengo, desgraciadamente, la impresión de haber perdido el tiempo. No porque los temas que allí se traten sean de poco calado, como el de hoy, sino por los argumentos que se barajan y por la calidad intelectual de nuestros políticos en general, especialmente los de la derecha.
Uno tiene que oír cosas como las del Sr. Atencia, afirmando que "la memoria colectiva es una cosa de nazis". No sabía yo que Maurice Halbwachs, quién acuñó este término, tuviera esa ideología. Me extraña un poco, pues "murió" en Buchenwald. Pero en fin, ...que un político suelte tal "parida" y los demás no se lo merienden dialécticamente y lo pongan en su sitio, significa, llana y sencillamente, que nuestras señorías, las pocas que estaban allí sentadas, no han leído mucho....ya sé, que para ser político no hay que ser intelectual....en fin, ni se me ocurre reivindicar el elitismo platónico. No soy Edurne Uriarte, ni intelectual, ni, por supuesto, político de profesión.

Después, la señora Teresa Fernández de la Vega. Contrapone la memoria individual a la colectiva...pero señora mía, lea algo más que novelas de Perez Reverte...la memoria individual se conforma por los recuerdos que el grupo comparte con nosotros...la memoria colectiva es presupuesto de la individual. Hoy en día, ni los liberales creen en los individuos aislados (sobre esto, por ejemplo, algo de Kymlica)...un poco de mito de la transición ("todos estuvimos a la altura de las circunstancias)...un poco de simbolismo, que en esta ocasión no está de más (retirada de la simbología franquista, respetando, eso sí, las competencia estatales y autonómicas) y algunas indemnizaciones....y ya tenemos una Ley. Todo necesario, pero una ruta de mínimos...


Hay un tema de calado iusfilosófico que es poco claro, es el de la nulidad de los sentencias de los juicios franquistas....
En puridad jurídica, me temo que no se puede pedir la nulidad de un acto jurídico si es inexistente. Por ejemplo, si el Parlamento Ruso legisla sobre el suelo español, esa ley no sería nula o anulable, sino sencillamente no existiría a nivel jurídico, porque el sujeto de la regla que confiere poderes no existe (los sujetos son sujetos sólo en cuanto tienen autoridad, autoridad que les viene dada por una serie de procesos que se establecen por normas que, a su vez, están dadas por autoridades que, a su vez, Aguiló, Atienza y Ruiz Manero...)...en fin que, en puridad, las sentencias de los órganos militares no serían nulas sino que nunca existieron...
Significa eso que el ordenamiento jurídico franquista no existió? Pues no, sí que existió....hubo un transfer en el derecho, se utilizaron muchas normas del ordenamiento jurídico anterior (véase, por ejemplo, el excelente trabajo de Mónica Lanero sobre la jurisdicción en el primer franquismo),
Así que si se afirma que las sentencias debes ser declaradas nulas, eso significa que, durante algún periodo de tiempo largo, fueron válidas (vigencia o validez formal)....y, por tanto desplegaron sus efectos...el derecho sólo vuelve el tiempo del revés de forma ficticia....las sentencias de los tribunales militares, de los procesos sumarísimos son inexistentes en un sentido jurídico estricto, pues sus sujetos sólo tenían autoridad por la coacción de la que se auto-invistieron....no se puede pensar que devinieron válidas por el apoyo social, lo que los historiadores han llamado, franquismo sociológico....dicho de otro modo, reconocer su nulidad es poner casi en igualdad de condiciones el régimen franquista con el democrático actual...estableciendo, eso sí, un criterio de derogación (ley posterior deroga ley anterior)---Esta solución no me gusta. Es concederle relevancia jurídica a una banda de ladrones (siguiendo el ejemplo de Kelsen).

Dos temas distintos e importantes:
1.- Pueden tener las leyes un valor simbólico?
2.- Pueden ir las leyes más allá de la validez al terreno de la justicia?

Creo que las dos preguntas deben ser respondidas afirmativamente. Todas las leyes tienen un valor simbólico. Ésta en concreto también tendrá efectos económicos. Las leyes no sólo deben ser válidas sino justas, y esto cuando hoy por hoy, el término justicia ha sido desvinculado de la metafísica y acercado a teorías como los de la verdad consensual. En este sentido, creo que sería interesante, y pesar de la puridad de los argumentos teórico-jurídicos, establecer la nulidad por ley de todas las sentencias judiciales, actos administrativos o cualesquiera otras disposiciones que hubieran atentado contra los derechos humanos en la época franquista. Así de sencillo. Por un mero concepto de justicia consensual; saltando a conciencia por encima de conceptos tales como validez, eficacia, vigencia, etc...En este sentido, creo que el proyecto de ley es deficiente, pues no toma en serio el concepto, por cierto constitucional, de "dignidad de la persona"....

martes, 12 de diciembre de 2006

Peace not Apartheid

He aquí el título del libro del que hoy, día 12 del 12, hace publicidad Jimmi Carter en un articulo de The Guardian. No he leído el libro, y la verdad es que no creo que lo haga por falta de tiempo y sobra de mejores lecturas. Pero los argumentos que se ofrecen, a modo de autorecensión comercial (ya se sabe ex-presidente del gobierno, libro, conferencias...),son de interesantes:

1.- Se compara el Apartheid con Palestina: segregación muros, etc
2.- Se insiste en la falta de discusión en los USA sobre el Oriente Medio.
3.- Se defiende de aquellos que lo califican de antisemita

El artículo de réplica de Michael Kinsley se basa en:

1.- El Apartheid no tiene nada que ver con Palestina
2.- El Apartheid se basó filosóficamente en la superioridad de la raza y "No hay dudad de que muchos israelíes tienen actitudes racistas hacía los árabes, pero la filosofía del Gobierno es completamente la opuesta, y se hacen esfuerzos sinceros, por ejemplo, promoviendo actitudes humanitarias e igualitarias entre los niños" Kinsley, dixit. Toma mandanga. El señor Sharon mandó a una ONG de vacaciones a Sabra Shabrila!!!()
3.- Argumento contra-fáctico: ¿Cuántos judíos crees que se quedarían en el Estado soberano de Palestina?

Posiblemente, la comparación no sea del todo ajustada. Pero ver qué es más maduro si los peros a las manzanas, me parece que no tiene ni pies ni cabeza. Si es tomado como una analogía, no veo por qué hay que llevarse las manos a la cabeza, salvo que estemos pensando en por qué en los últimos años, muchos han mirado para otro lado (me refiero a los americanos, por poner un caso).Lo mismo hay que leer el libro de J. Carter...

lunes, 11 de diciembre de 2006

El Colapaso de la República de S. Payne

No me queda claro, sinceramente, si para un historiador de prestigio, como es el caso de Payne, es conveniente publicar sus trabajos en la revista de la fundación FAES. (http://www.fundacionfaes.org/default.cfm.Cuadernos de Pensamiento Político Nº 5: Lo siento, pero estos links derechuzos, no funcionan nunca; es lo que tienen la derechas-))) Cada uno, desde luego, es libre de hacer lo que mejor le parezca. Creo, sin embargo, que éste es un hecho que muestra, por lo menos, un atisbo de ideología. Y no me parece mal. El problema viene cuando la ideología se quiere vender como "memoria histórica". El libro de Payne, El Colapso de la República, no me ha parecido (perdón, no soy historiador-))) ni equilibrado, ni brillante ni justo. ¿Cómo se puede afirmar que la sociedad española no estaba despolitizada y, al mismo tiempo, sostener que la República colapsara precisamente por la labor de los políticos, en concreto, por la de los políticos socialistas? ¿Cómo se puede sostener que Franco no estuviera decidido a dar el Golpe de Estado hasta el atentado contra Calvo Sotelo, si anteriormente Bolín ya se había encargado de buscar el Dragon Rapide?

El título del libro no deja presentir nada bueno(y aquí sí puedo decir algo con cierta competencia; para los que aún crean en la separación de los saberes); con "bueno" me refiero a científicamente aceptable.
1.- Aunque parezca un tanto extraño la República se sitúa en una relación de continuidad con la Guerra Civil; como si no hubiera existido ruptura alguna; como si la Guerra Civil fuera lo que debía venir lógicamente después de la República, debido sobre todo al movimiento de Asturias del 34. Esto me parece desmedido. No creo que nadie ignore los problemas de la República; pero hay que ver como estaba el patio en Europa en ese momento. Decir que lo socialistas alemanes lo hicieron mejor, porque no tensaron tanto la situación, tiene sencillamente narices!!!!!
2. A juicio de Payne, la CEDA parece sólo utilizar un lenguaje y una retórica cercana al fascismo, pero, a diferencia de los socialistas, fueron respetuosos con la legalidad. De la "izquierda" se salvan Besteiro y Sánchez Román. Todos los demás eran unos exaltados.

3. La cuestión religiosa se sitúa en el centro del debate y como uno de los argumentos principales: Los republicanos quisieron llevar demasiado lejos el concepto de laicidad. Upss y eso fue la gota que colapso el pantano....sobre la importancia del protestantismo para la Ilustración y para la racionalización de la teología hay que leer a Lessing....claro, que aquí se leía a Donoso.

4. Lo realmente perverso del libro es conculcar, mutatis mutandi (y no es una reductio ad hitlerum), la prohibición de Lanzmann, es decir, no buscar los orígenes, en este caso, de la Guerra Civil. La pregunta por el origen implica una racionalidad pre-moderna, acabada, donde los acontecimientos pueden ser explicado y entendidos en su totalidad, como algo razonable. Es la reducción del origen a la causa. En resumen, la tesis (compleja!!))): como todo estaba tan mal no quedaba otra que.... Tal vez sea necesario aceptar que, en buena parte, los totalitarismos son inexplicables e irracionales, lo que no les resta un ápice de iniquidad. Más bien, a la Kundera, su irrepetibilidad es lo que los sitúa en las antípodas de cualquier ética. Pero sobre esto ya hay mucho escrito.

Kertesz lo ha expuesto contundentemente:

“…cuando un loco criminal no acaba en un manicomio o en la cárcel, sino en la cancillería o en cualquier residencia propia de un gobernante, enseguida os ponéis a buscar en él lo interesante, lo original, lo extraordinario e incluso, aunque no os atreváis a decirlo, pero sí en secreto: la grandeza, para no tener que veros como enanos ni ver la historia universal como algo tan inconcebible, dije con toda probabilidad, sí, para que podáis seguir viendo el mundo de manera racional” Imre Kertész. Kaddisch por el hijo no nacido, p. 50.

realidad virtual, Zizek

El asunto da para pensar:

"En nuestra interacción con personas reales que son cada vez más accesibles pero sólo a través de sus dobles en el ciberespacio, tratamos a estas personas reales como si fueran entes virtuales que pueden ser torturadas y masacradas con impunidad, ya que no se trata más que de una interacción en la realidad virtual" Slavo Zizek, ¿Quién dijo totalitarismo?, p. 158

En definitiva, la completa disolución de la intersubjetividad: ¿o no?

domingo, 10 de diciembre de 2006

Hungría 1956

Hungría 1956

Erich Lessing, el fotógrafo de la Guerra Fría, relata la siguiente anécdota:

“En mayo o junio de 1956 no tenía mucho que hacer, ni ninguna cita pendiente. Así que me fui a Mátra y me hospedé allí en un hotel. El sábado a las siete de la mañana sonó el teléfono en mi habitación. Nadie sabía que estaba allí, así que debía ser un error. Al teléfono estaba el secretario de Péter Várkonyi (que luego sería director de Prensa con el fusilado Imre Nagy). Me dijo: “Hoy ofrece el obispo Grosz de Kolocsa una rueda de prensa, ya que ha sido liberado de la cárcel. Sólo quería informarle. Las autoridades húngaras sabía que estaba allí”

En el respaldo del asiento hay pintado un número trece. El hombre que se sienta en él tiene su cuerpo inclinado hacia delante. La sala, parecida a la de un teatro, está repleta. El hombre del asiento 13 tiene gafas y habla con otro que está frente a él, los separa un banco de madera que parece un espejo. Casi la única diferencia entre ellos es que el hombre del asiento 13 no padece alopecia; bueno y que es Georg Lucácks. ¡Nada que ver con la Guerra de las Galaxias, por cierto! La foto de Lessing nos muestra el Club de Oficiales de Budapest a rebosar. Allí se reunió el círculo de Petöfi. Espontáneamente se discutía sobre la falta de libertad de prensa en Hungría. Narra Lessing las dificultades que tuvo para entrar allí; sólo gracias a András Hagedüs, joven docente de la Universidad de Budapest, podemos disfrutar de las excelentes fotos de Lessing. Hagedüs subió a la tribuna y preguntó (casi retóricamente): “Queremos hablar sobre liberalismo, sobre libertad, sobre libertad de prensa y, sin embargo, no permitimos la entrada a fotógrafos?! Os deberíais avergonzar"

Gracias a esa frase afortunada, podemos ver a Lucácks sentado en el asiento número 13 de la sala de oficiales. Gracias a esa frase afortunada, podemos ver un auténtico acto (con voluntad e intención) de construcción de la opinión pública. ¡Así que nadie venga ahora a contarme que la revolución del 56 en Hungría fue una revolución de la derecha o del centro centrado a lo Giddens! (Cesar Vidal & Co). El término Petöfi posee una genealogía interesante: Sändor Petöfi recitó desde las escalera del Magyar Nemzeti Múzeum el 15 de marzo de 1848 su poema “Talpra Magyar” “A ello, magiares, la patria os llama a elegir entre la esclavitud y la libertad”. Ésta sirvió como símbolo de la revolución de su país.

Desgraciadamente, la revolución de 1956 tuvo éxito sólo por unos días. Los tanques rusos destrozaron algunos edificios; a pesar de las fotos del centro de la ciudad, los tanques fueron realmente crueles en las afueras . Los tanques no diferencian nada, ni siquiera que en un edificio sea un hospital. La revolución fue cruel y sangrienta o, mejor dicho, disponemos de fotos crueles y sangrientas:

La acera está adoquinada tan sólo en el estrecho escalón que la separa del asfalto, de la calzada. El ribete de adoquín parece hacer las veces de un muro elevado, una zona franca en la que la muchedumbre, en forma de cola, espera el reparto de pan. Sólo unos pocos se atreven a bajar a la calzada. No es miedo al tráfico lo que los mantiene agrupados en la acera. Una montaña de chatarra sobre el asfalto deja imaginarse la silueta de los restos de la carrocería de un tanque. . Al final de la cola, dos mujeres miran abajo, al abismo, al cuerpo (a lo que queda bajo la cal y oculto tras un trozo de chapa metálica) de un soldado ruso. Una de las mujeres señala con su índice el cuerpo, la otra mira, y el resto esperan el pan….les esperan, días después, los tanques rusos, que llenaron las calles de cuerpos emblanquecidos. De estos Lessing no nos ofrece fotos. Quizás la revista Life no tenía más interés en el blanco. Simple y razonablemente, Lessing se puso a salvo al otro lado de la frontera. Ante el rumor de la llegada de los soldados rusos, viajó con su coche hacía la frontera ucraniana y vio los tanques avanzando lentamente. Tuvo tiempo de volver a su hotel, al Duna, y que lo tomaran por loco, cuando aviso a los otros periodistas---Chrusschtschow había tomado una decisión al viejo estilo de Koba…

Las cifras que es lo que parece interesar en estos casos:

2740 muertos
25.000 presos
200.000 huidos. Sobre estos últimos un par de reflexiones.

Llama la atención la publicidad que se le ha dado a la acogida que, primero, los austriacos y, luego, los americanos ofrecieron a los húngaros. Parece que los refugiados políticos tienen sólo derecho a la solidaridad cuando provenían de los regímenes comunistas. Sin embrago, cuando el telón no es de acero sino de agua, cuando no se trata de derechos liberales sino meramente de necesidades económicas, la justificación, la solidaridad se diluye.

Y dos. La acogida que los austriacos ofrecieron a los húngaros contrasta con las políticas del Sr, Haider, ahora reencarnado en la figura de Peter Westenthaler (o lo he escrito incorrectamente: Neander-thaler) BZÖ (http://www.bzoe.at/home) y de Strache FPÖ (http://www.fpoe.at/): un 11% de la población les ha votado; los mismos que cuando Christoph Schlingensief montó su performace en Viena “Bitte liebt Österreich” (http://www.schlingensief.com/index_ger.html)
se llevaban las manos a la cabeza y afirmaban: “Nosotros siempre hemos querido a los extranjeros. Una vez aceptamos la entrada de 200.000 húngaros”. Lo que no dicen es que en Austria sólo se quedaron apenas unos 14.000 y que, por supuesto, los húngaros eran víctimas del comunismo y no del capitalismo.

Fraga, la Paz, las calles..

“Disquisiciones filosóficas”

Para los que no entienden (ni quieren entender de disquisiciones filosóficas, por ejemplo, aquellos que fundan una Cátedra con el Nombre Manuel Fraga o le quieren dedicar una calle en Almería)

1.- 31 de mayo de 1937, el Deutschland y otros navíos de la armada “amiga” (la alemana) se sitúan frente a la costa almeriense “y disparan doscientos cañonazos contra la población civil. Total: 39 muertos, más de un centenar de heridos y decenas de casas en ruinas”. (Manuel Tuñon de Lara. La España del siglo XX, Vol III, p. 685).
2.- “Existieron 190 campos de concentración por los que pasaron entre 367.000 y 500.000 prisioneros de guerra”, Beevor se refiere, por cierto, a España. (Anthony Beevor, La Guerra Civil Española, 2005, p. 612).
3.- “La campaña de los “veinticinco años de paz” la gestó un imaginero, un hombre de cultura y no un espíritu castrense, un hombre conocedor de los medios de comunicación modernos y de su funcionamiento en la Europa capitalista de la época. Éste fue Fraga Iribarne….Fraga supo introducir una mayor sutileza en la manipulación de la televisión, la prensa, las artes, las exposiciones, la radio, el cine, etc” (Rafael R Tranche y Vicente Sánchez- Biosca, NO-DO. El tiempo y la memoria, 2002, p. 428).
4.- “La piedra de toque de la grandeza de Francisco Franco ha sido advenir a la política española cuando el Estado había dimitido de sus augustas funciones de ordenación social…” Fraga Iribarne (firma como) “Ministro de información y Turismo. Presidente de la Junta Interministerial de la conmemoración del XXV Aniversario de la Paz Española” Prólogo al Pensamiento político de Franco, Servicio informativo Español, 1964. p. XI.

¿Qué clase de paz se estaba celebrando en 1964?¿La de las fosas comunes y los cementerios?¿La impuesta por acciones como las del Deutschland? ¿La que encontró Julián Grimau, que fue tratado, según Fraga, “con exquisita delicadeza”? ¿La del silencio del que habla Michel Foucault cuando vino a España en los últimos años de la dictadura? ¿Es una broma pesada la iniciativa del Señor Alcalde? En España, cuando Fraga era ministro, no había más que ficciones de libertad.

En un lugar cercano a Madrid, en 1964, se rodaba la película de David Leans “Doktor Schiwago”, cuando una masa de personas empezó a cantar la Internacional, apareció la policía, pues pensaban que se trataba de una auténtica actividad política. Luego la escena se rodó otra vez por la noche, la gente en las casas vecinas empezaron a festejarlo y a bailar en la calle, pues creían que Franco había muerto”, (Slavoj Žižek, Körperlose Organe, Suhrkamp, 2005, p.10).

AVIONES Y FLEMA BRITÁNICA

Apenas hace un año, en el aeropuerto de Viena, mi compañera “increpaba” a la policía con su refresco: ¿Cómo es posible que dentro de este refresco (algo rosa y peguntoso) no pueda esconder explosivos? La respuesta del policía, completamente convencido de lo que decía, fue que para construir un explosivo son necesarias cinco cosas. A continuación nos recito una lista aprendida de memoria.

Hace unos días en el Aeropuerto de Edimburgo, la situación era completamente distinta. No dejaban pasar ni una botella de agua mineral. Policías con dedos en el gatillo del fusil vigilaban por todas partes. Hoy, en el Reino Unido, no queda nada de su famosa flema: basta bajar la mirada ante un controlador de aduanas (por cierto: ¿Qué era eso de la libertad de circulación en la Unión Europea’) y llevar barba de tres días para que te entretengan un buen rato. Incluso hacer un picnic a menos de un kilómetro del Parlamento, te puede conducir, por cierto tiempo, a la cárcel, y es que, en el país que tanto lucho por las libertades civiles, las manifestaciones en este área han quedado prohibidas. Así que nada de flema británica, como se empeñaba en acentuar The Guardian en la conmeración del 7 de julio (Jonathan Freedland, The Guardian, viernes 7 de Julio, Suplemento: And life went on). “Lodon underground carried on” no aparecerá escrito en las paredes del metro, como sucedió tras la II Guerra Mundial. Nada está igual; éste me parece un pueblo aterrorizado e histérico.

Pero sigamos con los aviones. El aeropuerto de Edimburgo, pocos días después de la alarma por los explosivos líquidos, como decía, parecía una auténtica fortaleza. Pero era una mera apariencia. Realmente en los aeropuertos en sí no hay control ninguno. De hecho, en mi mochila llevaba una navaja suiza, y nadie me preguntó por ella, ni siquiera los policías con sus dedos en los gatillos. Sólo es una apariencia de vigilancia; un intento de establecer la seguridad, un conjunto de espejos convexos, descascarillados, vestidos de trajes oscuros que no son controlados por nadie o por alguien al otro lado del “pinganillo” −lo que, al fin y al cabo, es lo mismo−. El control, la vigilancia empieza en el avión; dentro de la máquina. Fuera, en las salas de embarque, si alguien se empeña en trasportar amonal en vez de navajas suizas, da lo mismo. Es ridículo, completamente estúpido, pues en esas salas hay cientos de veces las personas que se embarcan en un avión. Puestos a pensar como un terrorista (si es que esto es posible) el asunto es mucho más fácil: sin controles y con más víctimas potenciales.
Pero el control se ejerce sobre el avión. Un espacio cerrado con una breve historia y, sobre todo, con una historia reciente muy concreta (por ejemplo Pearl Harbor, como explica Tom Engelahardt en un excelente artículo en Lettre Internatioanal, Herbst 2006, p. 7 yss). Lo que se estrelló contra los torres gemelas no eran “salas de embarque” repletas de gente, ni campos de refugiados, ni de fútbol sino aviones raptados a punta de “cutter”; esa cuchillita tan bien afilada que utilizábamos cuando niños para cortar la cartulina. Un contraste un tanto extraño: una máquina con tanta tecnología gobernada por el arte de un objeto tan sencillo. Y lo que es el colmo del surrealismo: un cutter que pone en tela de juicio todo un imperio (económico, ideológico, etc). Ni Don Quijote se hubiera amilanado ante arma tan mortífera; pero el hombre de hoy, sí; permaneció en su asiento por miedo a los cortes. Y claro, estas cosas no se pueden repetir: hay que controlar los aviones; ellos ya han puesto en tela de juicio todo el sistema de seguridad. Eso no se puede olvidar.

sábado, 9 de diciembre de 2006

Despido ideológico
Hace algunos años, cuando fui a comprar mi coche, una vez firmado el préstamo, el director de la “entidad” bancaria, “La Caixa” me dijo que tenía que firmar un seguro de vida. Ingenuo de mí, pregunté quién era el beneficiario y por qué razón no me lo había dicho antes de firmar el maldito préstamo. Lo increíble del caso es cómo el director del banco tenía asumida una forma determinada de argumentar y veía a la “entidad” casi como su familia (la Familia). No sólo estaba vendiendo productos financieros, sino que creía en la bondad de lo que hacía. A esto se le podría llamar “vocación ideológica”, que, por supuesto, en el caso de un director de banco, resulta patética. El problema es que, posiblemente, sin esas ideas no hubiera llegado a ser nunca director de banco. Es decir, las empresas nos contratan, a menudo, no por realizar bien nuestro trabajo sino por creer en él. Supongamos, en cambio, que este señor hubiera argumentado de otro modo: “El banco sólo quiere tu dinero y tú quieres el coche; pero que sepas que te están utilizando. Te aconsejaría que leyeras el informe Blanckburn que aparece en la New Left Review”. Este señor no podría ser despedido por afirmar algo así, sino porque sus cuota de clientes bajará. No es lícito que nadie nos diga lo que debemos pensar dentro o fuera de nuestro centro laboral. Justo lo contrario es lo que sucede con la enseñanza de religión en este país, y con la existencia de centro privados con un “ideario” establecido. Peor aún, cuando estos idearios son financiados con dinero público. Sobre los derechos subjetivos de los colectivos, sobre el derecho de opinión de un sujeto colectivo (confesión o partido político) me dan ataques de risa. Se basan en la teoría de la representación, dicho en palabras de un insigne jurista del XIX, Jhering, es como pensar que alguien se toma una medicina por nosotros y nos hace efecto. Las confesiones religiosas son ficciones jurídicas, entidades. Los derechos de las personas individuales (sobre todo los fundamentales) deben quedar garantizados frente a ellos, no a su merced.